Concepto ampliado de producto

-"¡Que lindo aparato Juan! ¿qué es?"
- "Un Iphone. Mi hijo me lo regaló para mi cumpleaños"
- "Ah...¿y para qué sirve?
- "No sé...es muy complicado para mí"
- "Mmmm, ahora todo es complicado ¿para imprimir por dos lados la hoja se pone para arriba o para abajo? ¿sabes que se puede "bajar" una película por Internet? ¿cómo lo hago para...?"
- "¡¡¡Basta!!! Me supera todo eso. Todo lo de última generación dejó de ser simple"
- "No, Lucho. Lo que pasa es que la última generación de simples fue la nuestra".

La era digital nos une y separa cada día más. La tecnología, en vez de ser una herramienta al servicio del hombre, se ha transformado en un fin en si misma. Hoy la gente manifiesta su sentimiento de pertenencia a través de la necesidad de poseerla para sentirse parte integrante del grupo que la rodea. Muchos proyectos se diseñan hoy con ese fin...y tienen éxito. Hoy vemos como una marca muy pero muy prestigiada de computadores (el mío es uno de ella) publicita más el diseño de la cubierta del laptop que sus especificaciones técnicas. Esto obliga al evaluador de cualquier proyecto a considerar el concepto ampliado de producto, ya que el éxito podrá estar dado por su apariencia, status que otorgue u otro atributo muy distinto al de su fin último. ¿cuál es el costo de agregarlo al producto?¿cuánto la inversión necesaria para publicitarlo? Si este factor influye en el resultado de la rentabilidad, no podrá obviarse del análisis.

VAN ajustado

No recuerdo bien si cuando Winston Churchil dijo "Nunca tantos le debieron tanto a tan pocos" se refería a los endeudados con la banca y las casas comerciales o a otra cosa.

Cuando un proyecto es financiado con deuda, existen diferentes formas de calcular la rentabilidad de los recursos propios. El más tradicional es corregir el flujo de la deuda agregando con signo negativo la proyección de los intereses de la deuda antes de impuesto, el monto del préstamo en el momento cero con signo positivo y el plan de amortización de la deuda con signo negativo, ambos después de impuestos. El VAN de este flujo se calcula con la tasa de costo del capital propio. Hay un segundo método, menos difundido, que se denomina Valor Actual Neto ajustado, que puede calcularse de dos formas distintas: a) proyectar, para cada período el monto de los intereses multiplicado por 1-t (t= tasa de impuesto a las utilidades) cifra a la que se le resta el monto de la amortización anual de la deuda y se le suma el monto del préstamo en el momento cero, y b) proyectar el flujo anual del ahorro tributario de los intereses. Al calcular el VAN de ambos flujos a la tasa de costo de la deuda, se obtiene el mismo resultado. Si se le agrega al VAN del proyecto (calculado a la tasa de costo ponderado del capital), se obtiene el VAN del inversionista.

Rentabilidad de la educación

Todo lo que siempre necesité saber... lo aprendí de mi madre:
Religión: "¡Mejor reza para que esta mancha salga de la alfombra!".
Lógica: "¡Porque yo lo digo y se acabó!".
A hacer un trabajo bien hecho: "¡Si tú y tu hermano se van a matar, háganlo afuera. Acabo de limpiar aquí!”.
A ser ahorrativo: "¡Guarda esas lágrimas para cuando me muera mejor!"
Previsión: "¡Asegúrate de andar con calzoncillos sin hoyos, en caso de tener un accidente en esa bicicleta!"
Causa-efecto: "¡Sigue llorando no mas y te voy a dar una paliza para que llores con razón!"
Ósmosis: "¡Cierra la boca y come!"
Contorsionismo: "¡Mira la mugre que tienes en el cuello de la camisa, ...sucio!"
Fuerza y Voluntad: "¡Te vas a quedar sentado hasta que te comas todo!"
Moderación: "¡Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado!”
Ventriloquia: "¡Cállate, cierra la boca y contéstame ¿por qué no me hiciste caso?!”
Mecánica dental: "¡Me vuelves a contestar y de un solo golpe te vuelo los dientes!"
El valor del silencio: "¡Sale si quieres, pero pobre de ti si después llegas quejándote ‘que me duele aquí o me duele acá’, porque ahí mismo te voy a dar de correazos, porque yo te lo dije, pero eres como burro que nunca me entiendes!".
Archivar información: "¡No quiero que estén llorando cuando me muera, ahí se van a acordar de todas las veces que me han hecho rabiar!"

En los últimos años ha surgido el interés por introducir materias de racionalización en la gestión de los establecimientos educacionales, derivado de las presiones por una cada vez mayor eficiencia y eficacia en el uso de los recursos, siempre escasos. Hoy muchos critican que se pretendan alcanzar objetivos económicos con la educación, pero obvían toda referencia a la importancia de que los proyectos educacionales se evalúen desde la perspectiva de la rentabilidad privada. Esto, que a muchos puede escandalizar, es la esencia de un pensamiento constructivo, en donde la racionalización en el proceso de aprobar las inversiones, si bien da beneficios a quienes invierten bien, también se traducen en una serie de beneficios para los estudiantes, quienes pueden acceder a mejores instrumentos de apoyo pedagógico como los computadores o en menores costos de matrículas (la ineficiencia se traslada por lo general a precio o a una enseñanza de menor calidad), entre otros. El problema del Gobierno no es limitar la acción de emprendedores donde existen "clientes" que están dispuestos a pagar por la educación. Por el contrario, si se asignaran los recursos para la educación de manera adecuada, lo más probable es que todos terminemos con una mejor educación.

Demanda de flujo y de stock

Durante el ciclo de vida de un hombre, reconocemos que sus prioridades cambian:
A los 3 años: no orinarse.
A los 6 años: recordar lo que hiciste en el día.
A los 12 años: tener muchos amigos.
A los 17 años: tener licencia de conducir.
A los 20 años: tener relaciones sexuales.
A los 35 años: tener mucho dinero.
A los 50 años: tener muchísimo dinero.
A los 65 años: tener relaciones sexuales.
A los 70 años: tener licencia de conducir.
A los 75 años: tener muchos amigos
A los 80 años: recordar lo que hiciste en el día.
A los 85 años: no orinarse.

Al proyectar la demanda, es necesario considerar que existen dos tipos de demanda que tienen comportamientos diferentes: a) la demanda de flujo y b) la demanda de stock. La demanda de flujo corresponde a la que generalmente consideran todos los evaluadores y corresponde a la tasa de crecimiento normal del mercado basado en estudios de regresión. La demanda de stock, pocas veces incluida en los estudios de proyectos, es de alta presencia e impacto en los proyectos de innovación tecnológica, donde el producto o servicio va a atender fuertemente a un mercado existente insatisfecho. Cuando aparecen las ventanas de aluminio, se vende inicialmente más a las viviendas existentes, donde era un desagrado pintar o barnizar todos los años las de madera o hierro, que a las nuevas construcciones. La adopción de esta innovación fue adoptada de una manera tal, que su curva de crecimiento inicial y decrecimiento posterior se asimiló al "ciclo de vida de un producto". Hoy, es posible pensar que, con los nuevos y cada vez más baratos métodos de implantes dentales, tendrá una fuerte demanda inicial (de todos quienes tenemos mala dentadura, cualquiera sea nuestra edad), pero es previsible que a futuro, cuando el stock haya cubierto sus necesidades, la demande baje para sólo atender a la población que se incorpore a este mercado. Es lo que pasó con la venta de ecógrafos en los establecimientos hospitalarios. Hoy sólo se venden por concepto de reemplazo, algunas ampliaciones y pocos nuevos establecimientos en cantidades inferiores a las históricas. Lo importante es considerarlo tanto para proyectar el flujo de caja como para anticipar en qué momento deberá tomarse la decisión de abandono o reducción.

No sólo imaginación

Próximos a cumplir 44 años juntos, teníamos 14 años cuando empezamos a salir juntos sin separarnos más, fuimos con mi esposa a mirar la puesta del sol a la playa. De repente, se da vuelta y me da la primera cachetada en todos estos años. Sorprendido, le dije:
- "¿y eso porqué"?
- "por 40 años de mal sexo", me responde.
Así que me giré hacia ella y le dí también mi primera cachetada.
- "¿y eso porqué"?, me preguntó.
-"pues...por saber la diferencia".

La generación de ideas de proyectos no necesita sólo de imaginación. La observación del entorno permite encontrar muchas veces diferentes grados de insatisfacción en las personas. Por ejemplo, el envejecimiento de la población permite deducir una futura demanda por productos de mayor calidad y en formatos más específicos para woopies (adultos y matrimonios con recursos y que viven sin hijos), que manifiestan nuevas necesidades de consumo y entretenimiento, tienen reducidas responsabilidades y casi ninguna obligación financiera. Los jóvenes, por otra parte, tardan más en casarse (cambios en la oferta habitacional) y las mujeres tienen un rol más activo en el trabajo (aumenta el servicio de comidas preparadas y nuevos servicios domésticos). Como éstos, son muchos los ejemplos que se podrían mencionar y que responden a un análisis sistemático más que a la simple imaginación.

Valor añadido

Cuando mi abuelo de 88 años fue acusado de violar a una jovencita, contratamos al mejor abogado para defenderlo. Aún así, perdió el caso. Mi abuelo insistió en declararse culpable.

Lo que en definitiva indica la medición de la rentabilidad en cualquier proyecto es si la inversión realizada crea o no valor a la empresa. Si bien en la mayoría de los casos este valor se puede cuantificar (un aumento en la productividad, una reducción de costos, una mejora en la calidad y precio del producto, el cierre de un área no rentable de la institución, un aumento de la eficiencia por un
outsourcing, etc), en otros, como la inversión en imagen corporativa, el aumento de valor es más subjetivo (pintura del edificio institucional, calidad de la atención a los clientes y proveedores, rapidez en la entrega del producto o el servicio de post venta, entre otros). Sin embargo, el evaluador debe hacer el esfuerzo de cuantificar esos beneficios. Por ejemplo, la mejor percepción que los consumidores tengan de la empresa permitiría aumentar el número de clientes y las ventas o evitar perderlos evitando una reducción en los ingresos, pérdida de economías de escala, etc; la inversión en calidad de servicio al proveedor podría permitir negociar condiciones más favorables en los créditos, permitiendo reducir la inversión en capital de trabajo.